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Bueno, ejem. En realidad he llevado un look más a lo Zuckerberg… aunque con la cartera peor provista.

El caso es que por la tarde me ha pasado una cosa un poco flipante.

O bastante.

Te la cuento.

Unos colegas apicultores en Instagram @apiculturaenlaribera , de la exuberante Ribera del Duero, me han enviado un mensaje directo con un vídeo de Rachel Carson y su libro, de 1962, La Primavera Silenciosa, que habla sobre la extinción de abejas y demás polinizadores por los pesticidas.

¡¡¡WTF!!!

¿Te imaginas cuál ha sido el inicio de mi presentación de Tierras Apícolas, esta misma mañana, en el Bioeconomy Business Market?

Tras comentar, desde mi tribuna, al público asistente, que, en los 5 minutos que se me brindaba, íbamos a perder una especie animal o planta (y que al cabo del día serían 150, según datos de la ONU), he citado, precisamente, la obra de Carlson para ilustrar cómo, desde hace ya bastantes décadas, estamos extinguiendo la pequeña fauna polinizadora, hasta llegar a la situación actual, donde ya hemos perdido un 40% de los polinizadores en todo el mundo (70% en países como Alemania), o mencionando el caso del Reino Unido, donde ya solo les queda un 1% de todas las praderas florales.

Para luego desgranar algunos de los principales problemas de la apicultura, tanto de índole ambiental, como el cambio climático -que ya no haya estaciones-, la pérdida de biodiversidad, la presencia de especies invasoras como la propia varroa o los avispones; como de índole política y económica, como el desaguisado con la fraudulenta normativa del etiquetado de la miel, y la vista gorda a importaciones de mieles -que no son mieles- chinas.

Y, finalmente, animar a todos, startups, emprendedores, inversores, instituciones, etc., a arrimar el hombro para cambiar, cuanto antes, el rumbo de las cosas, pues, no en vano, nos jugamos el 70% de nuestros alimentos.

Para que nuestros hijos puedan ver el vuelo de una mariposa (y no tengan que saber lo que es por verla clavada de un alfiler en algún museo de ciencias), y escuchar el zumbido de una abeja.

A mí me encantan este tipo de guiños del destino.

Por esas carambolas del azar, por los diálogos delirantes y por la música de jazz (bueno, y por la eterna Nueva York), soy fanático de las pelis de Woody Allen.

Por supuesto que he preguntado a los muchachos de Apicultura en la Ribera si habían seguido mi presentación, pero ¡ni siquiera conocían el evento!

Un evento que me ha parecido muy interesante, sobre todo para descubrir el palpitante ecosistema emprendedor que hay en Latinoamérica.

Y, sin salir de Cuenca. La Cuenca de acá. Porque mira que esto es pequeño, y una buena mañana conoces a una joven austríaca, que se dejó caer por aquí hace diez años, y se enamoró de la ciudad, su entorno y sus bosques. Aquí se quedó, para emprender su proyecto Simbioa, una agencia de comunicación y marketing que da visibilidad a todo lo que tiene que ver con bioeconomía forestal.

Su concepto de simbiosis con otros proyectos me ha encantado. Como la simbiosis perfecta de una abeja con sus flores. Julia Ramsauer, se llama.

No me quito de la cabeza la entrañable mirada de Rachel Carson –recuerda, la de La Primavera Silenciosa- en la imagen de blanco y negro que me mandaron hoy.

¿Será una señal del destino?

¿Será que tengo que perseverar y poner lo mejor de mí para aunar voluntades con el fin de proteger a esos pequeños bichillos alados que hacen la magia de la vida, con la polinización?

¿Será que tú eres una de esas voluntades y tienes que unirte a nosotros?

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