🍂 El otoño es un momento decisivo para garantizar que las colmenas sobrevivan el invierno y arranquen la próxima temporada con fuerza 🐝
Algunas de las principales tareas que llevamos a cabo los apicultores en los meses otoñales son:
1. Alimentación suplementaria
Con la reducción de entrada de néctar y polen, las reservas de miel deben revisarse. Lo normal es que dejemos reservas después de cortar la miel de verano, y que las colmenas puedan reponerse en los comienzos del otoño. Pero, debido a la escasez de biodiversidad floral –y, sobre todo en el caso de que hagamos trashumancia con las colmenas-, resulta fundamental alimentarlas para que se mantengan fuertes. Las abejas más viejas necesitarán un mayor aporte de hidratos de carbono, que los conseguimos con jarabes de glucosa o fructosa bastante concentrados, o preparados comerciales similares. Para alargar, lo máximo posible, la cría, aportaremos también alimentos proteicos en la zona más próxima de la cámara de cría, pues de estas tortas proteicas se alimentarán, especialmente, las jóvenes abejas nodrizas, que se encargan de cuidar a la cría.
2. Controles sanitarios y Tratamientos contra la Varroa
El control del ácaro Varroa es fundamental. Las colmenas debilitadas por la varroa no sobrevivirán al invierno. Por ello, llevamos a cabo tratamientos con productos autorizados, como el acaricida amitraz, los ácidos oxálico y fórmico, etc., respetando siempre las pautas de los prospectos, los plazos de seguridad y el calendario de tratamientos.
3. Revisión y ajuste de colmenas
Revisamos, periódicamente, que la colmena esté bien organizada y la población sea saludable. Puede que, en caso de algún enjambre que no llegue con la población mínima, se haga necesario unir dos colmenas. También reduciremos el espacio de la colmena para que las abejas puedan regular mejor la temperatura interna durante los meses fríos. Muchos apicultores poner por encima plásticos, a modo de poncho, para conservar mejor el calor, dejando los suficientes huecos para que no se condense humedad.
4. Reducción de la piquera
Una piquera reducida ayuda a proteger la colmena del frío, así como a prevenir robos de abejas y la entrada de depredadores como ratones o avispas. En algunos momentos hay gran presión por las avispas, sobre colmenas débiles. Sin contar con la lucha, durante prácticamente todo el año, que tienen que desplegar los apicultores del norte y del sur, por la presencia de avispones asiáticos, mucho más grandes.
Reducir la piquera ayuda a prevenir también el pillaje, el robo de abejas de colmenas más fuertes, que van a intentar quitarles las reservas de miel a las colonias más débiles. Dejando tan sólo unos centímetros de hueco en la piquera, las abejas podrán defender la colmena con mayor facilidad.
Todas estos, y otros manejos, resultan clave para que las abejas pasen el invierno en condiciones óptimas, y nos ayudarán también a una buena salida de la invernada y un buen arranque primaveral.
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